El Río Colorado es uno de los afluentes más importantes en Norteamérica y, sin duda, resulta fundamental para los ecosistemas del norte de nuestro país. En específico para el Delta del Río Colorado, ubicado en la desembocadura de este río en el Golfo de Cortés, entre los estados de Baja California y Sonora, cuya presencia de fauna y flora depende casi exclusivamente de recibir agua por este cauce natural.
Sin embargo, los acuerdos internacionales (algunos establecidos en el siglo XIX cuando México cedió parte de su territorio a los Estados Unidos) han provocado que llegue una cantidad insuficiente de agua del Río Colorado a tierras mexicanas. Además, las últimas décadas se han caracterizado por una grave sequía, por lo que gran parte de la vasta ribera y pantanos del Delta disminuyeron de forma drástica, convirtiéndose en un paraje semidesértico con escasa presencia de plantas y animales. Además de la afectación ambiental, esto también causó estragos en la población y la actividad económica de la zona.
Afortunadamente, esta situación vive un momento de recuperación, gracias a la histórica colaboración entre México y Estados Unidos para lograr entregas programadas de agua hacia el Delta del Río Colorado. Fue el 1 de mayo del 2021 cuando comenzó a fluir el agua, en el marco de un plan continuo de importancia vital e histórica para ambos países, implementada por las secciones de México y Estados Unidos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), con el apoyo de la Alianza Revive el Río Colorado, conformada por organizaciones ambientalistas en ambos lados de la frontera, entre ellas Pronatura Noroeste. Este proceso cuenta con la supervisión del Grupo de Seguimiento del Acta 323 que incluye a la Comisión Nacional del Agua y al Bureau of Reclamation de Estados Unidos.
La llamada Acta 323 se desprende del Tratado de 1944 sobre aguas internacionales entre México y Estados Unidos y constituye la pieza fundamental de una estrategia para sobreponerse a los impactos del cambio climático.
Los flujos de agua hacia México contemplan una duración de 23 semanas, para dar un importante respiro al hábitat de numerosa vida silvestre. Estas descargas de agua han sido diseñadas por un equipo científico, a fin de igualar el flujo natural que tuvo el Río Colorado en primavera y ampliar los beneficios ambientales al ecosistema.
Este flujo de agua facilitará la recarga del acuífero, además de mejorar la calidad del suelo para la agricultura y permitir la recuperación de poblaciones de animales en la región.
Te invitamos a conocer más esta labor de conservación y a invertir en las acciones para gestionar más agua para el Delta del Río Colorado.