Sobran los motivos para establecer la importancia ecológica de Bahía Magdalena. En primer lugar, su impresionante extensión superior a los 210 kilómetros. En segundo, más de 40 humedales que lo convierten en el principal complejo de humedales de la península de Baja California. También cuenta con un bosque de mangle de unas 22,000 hectáreas. Y sin duda, su rasgo más difundido en el mundo: Bahía Magdalena es uno de los santuarios que recibe la migración anual de la ballena gris (Eschrichtius robustus).
Además de estos cetáceos que nacen y se crían en Bahía Magdalena, los humedales y la costa albergan a una notable variedad de animales. Entre las aves destacamos al ganso de collar (Branta bernicla nigricans), el picopando canelo (Limosa fedoa), el pelícano café (Pelecanus occidentalis), el zarapito pico largo (Numenius americanus) y el playero occidental (Calidris mauri), además de rapaces como el aguililla rojinegra (Parabuteo unicinctus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el búho cornudo grande (Bubo virginianus).
Un dato notable es que Bahía Magdalena es el único sitio del mundo en el que se encuentra la chirinola (Stenocereus eruca), una biznaga rastrera que debido a su peculiar forma de crecimiento es conocida como “el cactus que camina”. Además, en el sitio se registró el avistamiento de un nido de águila calva (Haliaeetus leucocephalus), una especie propia de Norteamérica y considerada emblemática en los EE. UU., la cual nunca había sido vista tan al sur.
Ante tal riqueza y biodiversidad, no podemos dejar de lado los riesgos que amenazan este sitio. Por 25 años hemos señalado la prioridad de establecer una política de conservación integral en esta zona que, hasta la fecha, no es considerada por las leyes mexicanas como Área Natural Protegida (ANP).
Tras la búsqueda incesante de alternativas para la protección legal de Bahía Magdalena, en 2010 logramos proteger 16.5 kilómetros a través de concesiones de la Zona Federal Marítimo Terrestre (ZOFEMAT), conformando una reserva de 168 hectáreas en el norte del complejo lagunar. Esto sentó un antecedente para proteger los humedales y los bosques de manglar de los que dependen decenas de familias de Bahía Magdalena, sobre todo por la pesca del camarón.
En los años siguientes protegimos de igual manera 12 parcelas colindantes, con un área de 1,700 hectáreas de reserva ecológica. Finalmente, en agosto de 2022 formalizamos la creación de una nueva reserva con extensión de 3,074 hectáreas, compuesta por parcelas ejidales. En conjunto, las reservas en Bahía Magdalena suman 4,782 hectáreas que protegemos.
En cuanto al trabajo comunitario, desarrollamos talleres con estudiantes de nivel primaria y secundaria de la localidad de Santo Domingo, en el municipio de Comondú, enfocados en fomentar hábitos sustentables para el manejo de desechos de plástico. Los jóvenes participantes en los talleres obtuvieron una insignia como Guardianes del Manglar en Bahía Magdalena. Esto fortalece el sentido de pertenencia y el cuidado del entorno natural entre los estudiantes, los docentes y sus familias.
En la procuración de fondos, emprendemos esta gestión sin fines de lucro a través de GlobalGiving. Logramos involucrar a más de 90 donantes en la procuración de recursos para las tareas que realizamos en Bahía Magdalena, por lo que GlobalGiving nos ha reconocido como un socio permanente en la gestión de fondos para conservación.
Te invitamos a involucrarte con nosotros en las tareas de conservación en Bahía Magdalena. Juntos podemos hacer la diferencia.