Lejos quedaron los días en que el Río Colorado fluía imparable hasta desembocar en el Golfo de California. Hasta 15 millones de metros cúbicos recorrían un cauce nacido en las montañas Rocallosas hasta culminar en un delta monumental. Había temporadas, bajo la influencia directa de la luna, que una creciente marea empujaba ferozmente contra el agua del río, generando un sonido tan estridente que fue bautizado como ‘el burro’. Esto también enmudeció, al igual que 400 mil hectáreas de bosques riparios que perecieron por la falta de agua en el cauce más impactado de Norteamérica.
En el marco del Día Mundial del Agua, hablar de gestión del agua es urgente en el noroeste de México. Cada vez más, las principales ciudades se ven en aprietos a la hora de garantizar acceso al vital líquido. En algunas, los cortes en el suministro se han vuelto una parte dramática de la cotidianidad. A las afectaciones que sufre la ciudadanía, habría que multiplicar al doble lo que sufren los ecosistemas cuando pierden acceso al agua. Como en el Delta del Río Colorado, la carencia de agua ha significado una desertificación apabullante.
Es justo ahí, en ese Delta del Río Colorado tan golpeado, como en otras cuencas del noroeste de México, donde historias de restauración y conservación comienzan a florecer. Nuestra participación activa está enfocada en garantizar la permanencia de los ecosistemas que dependen de la presencia del agua. Todo bajo la lógica de que conservar cuencas y humedales prioritarios, a la larga, beneficia directamente a las comunidades.
En más de 30 años de trabajo por la conservación de los ecosistemas prioritarios, hemos dedicado un enorme esfuerzo a las principales cuencas de la región. Desde las partes altas que captan las precipitaciones pluviales, como en Ejido Pueblo Nuevo, Durango, hasta los desemboques donde florecen marismas y bosques de mangle, como en Bahía Magdalena, Baja California Sur, garantizamos mediante un esfuerzo ininterrumpido la presencia de agua para la vida.
En el Delta del Río Colorado colaboramos con la Alianza Revive el Río Colorado en la implementación de las Actas 319 y 323 que aseguran un volumen de agua que da vida a 170 hectáreas restauradas con flora nativa en Miguel Alemán, además de otros sitios de la misma cuenca baja. En esta misma región impulsamos la construcción del humedal artificial de la Planta Tratadora de Aguas Residuales Cucapá de San Luis Río Colorado, Sonora, misma que actualmente cuenta con la capacidad de procesar más de 10 millones de metros cúbicos anuales con tecnología verde. Este sitio ahora se ha convertido en un refugio que recibe a miles de aves migratorias cada año.
Otra historia de éxito enfocada al agua se escribe en Tijuana, el municipio más poblado del país. En apenas dos años de trabajo, hemos logrado restaurar 9.4 hectáreas del Río Tijuana, lo que amplía el hábitat de la flora y fauna local. Un poco más al sur, en el municipio de Ensenada, el establecimiento del Parque Estatal Arroyo San Miguel ha significado un hito en la gestión y conservación del único arroyo inalterado de esta pujante ciudad portuaria bajacaliforniana.
Frente a una realidad desafiante, mantenemos en alto la guardia para garantizar el acceso al agua a los ecosistemas prioritarios de la región. No descansamos a la hora de implementar las mejores herramientas de conservación disponibles que posibilitan la permanencia de humedales, la restauración de ecosistemas riparios y la protección de especies amenazadas que se ven beneficiadas con el agua.
Este Día Mundial del Agua lo celebramos con esfuerzos medibles que benefician a la flora, la fauna y a las comunidades.
Sé parte del futuro de los ecosistemas prioritarios del noroeste de México.
Lejos quedaron los días en que el Río Colorado fluía imparable hasta desembocar en el Golfo de California. Hasta 15 millones de metros cúbicos recorrían un cauce nacido en las montañas Rocallosas hasta culminar en un delta monumental. Había temporadas, bajo la influencia directa de la luna, que una creciente marea empujaba ferozmente contra el agua del río, generando un sonido tan estridente que fue bautizado como ‘el burro’. Esto también enmudeció, al igual que 400 mil hectáreas de bosques riparios que perecieron por la falta de agua en el cauce más impactado de Norteamérica.
En el marco del Día Mundial del Agua, hablar de gestión del agua es urgente en el noroeste de México. Cada vez más, las principales ciudades se ven en aprietos a la hora de garantizar acceso al vital líquido. En algunas, los cortes en el suministro se han vuelto una parte dramática de la cotidianidad. A las afectaciones que sufre la ciudadanía, habría que multiplicar al doble lo que sufren los ecosistemas cuando pierden acceso al agua. Como en el Delta del Río Colorado, la carencia de agua ha significado una desertificación apabullante.
Es justo ahí, en ese Delta del Río Colorado tan golpeado, como en otras cuencas del noroeste de México, donde historias de restauración y conservación comienzan a florecer. Nuestra participación activa está enfocada en garantizar la permanencia de los ecosistemas que dependen de la presencia del agua. Todo bajo la lógica de que conservar cuencas y humedales prioritarios, a la larga, beneficia directamente a las comunidades.