En los últimos años, los residentes del Golfo de Santa Clara han mostrado un compromiso notable por la conservación. Su entusiasmo es contagioso por cuidar a algunas de las especies emblemáticas del ecosistema playero, como el pejerrey (Leuresthes sardina) que cada año lleva a cabo un desove masivo en la playa, y el playero rojizo del Pacífico (Calidris canutus roselaari), un ave en peligro de extinción que se alimenta principalmente de los huevos del pejerrey. La comunidad local tiene claro que estas especies son un tesoro natural y está dispuesta a protegerlo.
El desove del pejerrey es un espectáculo asombroso. Cada primavera, entre los meses de febrero y mayo, millares de hembras del pejerrey se reúnen en la orilla de la playa, e incluso salen unos centímetros fuera del agua. Ahí entierran parcialmente sus cuerpos en la arena y comienzan a desovar. Los machos las rodean con un nado frenético, para así fertilizar los huevos. Esto sucede en jornadas intensas que suelen durar un par de horas y se repiten a lo largo de semanas, lo que atrae a miles de turistas que quieren contemplar este hecho insólito.
Aquí entran en escena las pejerreynas, un grupo de mujeres residentes del Golfo de Santa Clara que son el rostro visible del compromiso ambiental. Su tarea se enfoca en la protección del pejerrey y de todo el ecosistema, con acciones de voluntariado para capacitar a la población e informar a los visitantes sobre las zonas seguras para observar la vida silvestre. También implementaron un proyecto de recolección de redes fantasma y actividades educativas para las niñas, niños y jóvenes de la zona. De esta manera, las pejerreynas transmiten su compromiso a las nuevas generaciones.
Es por ello que las organizaciones Causa Natura y Causa Natura Media recientemente otorgaron a Ciry Aldama, representante de las pejerreynas, el reconocimiento como una de las 25 personas más destacadas para los océanos en nuestro país. Esta distinción subraya la labor de personas de distintos sectores que logran un impacto, influencia y sostenibilidad en comunidades costeras y marinas de México. El premio se determina por las postulaciones de diversas organizaciones civiles, ciudadanos y la Red de Periodismo del Mar.
Ciry Aldama es originaria de Costa Rica, población ubicada en el municipio de Culiacán, Sinaloa. Su vida cambió radicalmente cuando migró al Golfo de Santa Clara. “Cuando llegué a esta comunidad hace como treinta años, yo no conocía el mar”, recuerda con nostalgia la ganadora. “El lugar me gustó y aquí sigo.” Por supuesto, Ciry no solo sigue aquí, sino que se ha convertido en un factor de cambio social y ecológico para mucha gente.
Su labor en beneficio del ecosistema playero inició en el año 2014, junto con un grupo de ciudadanos interesados en cuidar a las especies del Golfo de Santa Clara. “Desde entonces trabajamos como un grupo organizado en la comunidad”, afirma Ciry. Muy pronto esta iniciativa atrajo la atención de diversas organizaciones. “Después del segundo año nos empezó a apoyar la Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, y también Pronatura Noroeste.” Entre las instituciones que igualmente ofrecen apoyo técnico a las pejerreynas se encuentra el Laboratorio de Aves de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) a través de la Maestra en Ciencias Adriana Hernández Alvarez y el Dr. Roberto Carmona.
Al igual que Ciry Aldama, decenas de mujeres y hombres de la localidad protegen con éxito el proceso de desove e incubación del pejerrey, y con ello, permiten la alimentación del Playero rojizo y otras especies vulnerables del Golfo de Santa Clara.
Por su parte, Lizz González Moreno, Coordinadora de Educación para la Conservación en Pronatura Noroeste, subraya la notable labor de Ciry Aldama y su equipo de trabajo. “Las pejerreynas colaboran también en el monitoreo de especies y en la recolección de redes que contaminan la playa, además de elaborar bolsas, cintos, carteras y artesanías con escama de pez.”
Felicitamos ampliamente a Ciry y a todas las pejerreynas, quienes con su ejemplo y trabajo desinteresado logran una mayor proyección a las tareas ambientales en el Golfo de Santa Clara. Ellas son Norma Soraida González, Alejandra Ramos, Marlen Aguilar, Teresita Félix, Martha Eunice Reyes, Elena Bernal, Elizabeth Carrillo, Alma Fernanda Rosas, Jazmín Martínez, Ruth Espinoza, Lorena Peréz, Yuritzie Castillón, Susana Patlán, Alma Sánchez y Yazmín Guadalupe Flores.