Jesús Flores Cordero es uno de nuestros colaboradores que en 2017 lideró la formación del grupo de pescadores Buzos Orilleros del Mar de Cortés S. P. R. de R. L. y que ahora desarrollan un Proyecto de Mejora Pesquera de la pesquería de Pulpo en Bahía de los Ángeles, Baja California. Carolina Rodríguez platicó con él sobre sus experiencias como pescador y su aprendizaje en el desarrollo del FIP.
Jesús, ¿puedes platicarnos más acerca de ti?
Tengo 43 años y cerca de 37 años viviendo en Bahía de los Ángeles. Me dedico a la pesca, más a la rama de buceo libre.
¿Y, cuántos años tienes ya en esto?
Pues, cerca de 22, 23 años más o menos. En buceo profundo, antes me tocó ir a sacar pepino de mar, langosta, otros recursos que había para poder subsistir. Inicié muy joven a la edad de los 19, 20 años cuando salí de la preparatoria que, pues por la lejanía no pude seguir con el estudio, llegué hasta el tercer semestre. Uno de los trabajos más importantes de nuestra entidad es la pesca. Recuerdo que de los primeros trabajos que agarré fue eviscerando el pepino de mar, me iba a acampar a ciertos campos pesqueros, también anduve con mis papás pescando a piola el jurel y la cabrilla, así me gustó la pesca, el buceo libre aquí lo hacemos por la costa, no ocupamos ningún bote o lancha.
¿Cómo fue que te involucraste en la pesquería del pulpo?
El que me enseñó a sacar el pulpo, me acuerdo, fue mi hermano. Mi hermano mayor y bien recuerdo una anécdota que era un poco regañón conmigo y me dijo: “ven te voy a enseñar algo que te va a servir toda la vida: aprende bien para que te alivianes”, fue su forma de expresarse como diciendo, aquí va a haber, y la verdad nunca se me olvida porque siempre tenía a mi hermano como muy gruñón, pero su enseñanza fue muy buena.
¿Y ya con tantos años de experiencia qué podrías decirme de lo que más te gusta de la actividad pesquera?
-La verdad yo me enamoré de mi trabajo, a mí me encanta, me encanta levantarme temprano, tomarme mi tacita de café, voltear para la playa y saber que voy a ir a este lugar, y ya lo voy haciendo con una gran emoción la verdad. Me gusta tanto, tanto, echarme al agua, ver desde que inicias la mañana cómo están los pescaditos como si se fueran levantando también ellos a empezar a moverse, no sé todo está actividad a mí me encanta, ¡me encanta!
Para mi significa el crecimiento, el crecimiento como pescador, la verdad los valores que últimamente he aprendido es algo fregón para mí, no podría describir la alegría que me da, el aprendizaje, no sé cómo explicártelo, pero es una de las mejores cosas que me ha pasado, involucrarme en la pesca del pulpo.
¿Hace cuánto te uniste al Proyecto de Mejora Pesquera de pulpo?
Apenas el año pasado en el 2018, nosotros nos constituimos como sociedad en el 2017, el pertenecer a una sociedad, es un reglamento interno, pero que tiene que ser un poco estricto, así como llenar bitácoras, no faltar a las juntas. Ahora que nos ingresamos al FIP, también nos han enseñado muchos valores más respecto a la pesquería pues, a cuidar todo esto, los recursos.
¿Y tus compañeros qué dicen, están de acuerdo también?
Pues, igual un 50% como te digo, poco a poquito, ha sido un poco difícil, pero los he ido empapando en que esto nos va a llevar a hacer algo mejor. Simplemente les digo que cuando sacábamos el pulpo aquí nos lo compraban que yo recuerde a $13 pesos y ahorita nos lo compran a $100, entonces le digo, esa es la diferencia, de que sepamos manejar nuestros recursos.
En cambio, podrías sacar toneladas y entregárselas a cualquiera que te lo sigan comprando a $20 pesos. Pero, si ven que tiene un valor, que simplemente cómo lo capturas, que es difícil, no cualquiera va a sacar un pulpo, dos pulpos, que te llevó [tiempo] de tu vida aprender cómo sacarlo. ¿Cómo lo vas a conservar, cómo lo vas a mantener, cómo lo vas a transportar?, entonces, por eso te van a enseñar, y tu producto va a llevar un valor. Entonces cuando yo ya les digo estas cosas, se quedan ¡oh, sí es cierto! Entonces hay que seguir trabajando de manera grupal, les digo. De aprender a querer nuestras cosas, más para los jóvenes uno ya va para viejo, pero cuando vengan nuestros hijos, que digan mira, mis padres o mis viejos me dejaron el camino mucho mejor, entonces, por ahí va.
¿Tú cómo te sientes al ser parte de este proyecto y estar liderando ahí con tus compañeros?
Yo era una de las personas más negadas, como más rudo también en la manera, a mí me decían en la primera veda de pulpo que se hizo aquí, en el 2016, que fue una veda comunitaria. Yo en ese tiempo todavía no formaba mi grupo y era una de las personas a las que les dijeron, “oye que hay junta de que se va a vedar el pulpo, y yo era de, no pero por qué se va a vedar si es un recurso, un producto de aquí, que yo ni siquiera decía recurso, decía el pulpo es de Bahía de los Ángeles”, entonces fue cuando me di cuenta que voy a tener que empezar a ir a las juntas, a tomar un interés, mi mentalidad era así, “oye por qué, somos un pueblo y de ahí me mantengo todo el año”, pero cuando se hizo la primera veda de pulpo, fue cuando me empecé a venir a las juntas y a interesarme, dijeron pues es que el pulpo se está acabando, no se está reproduciendo como debe de ser y ya fue cuando yo entendí y cuando me empeñé en que también quería aprender, involucrarme, fue cuando hicimos el grupo para tratar de ver si ya vedaron que no nos recale, no estar peleando con los que lo vedaron sino tratar de incluirnos pero por el buen manejo.
¿Qué resultados has visto en estas vedas, aunque son muy poquitos años, qué has notado?
Pues, un cambio, cómo no. El mar resurgió mucho. La gente era muy dura, muy difícil [con las instituciones y los que estaban a favor de la veda], yo me incluía entre ellos. El cambio [sin embargo] fue extraordinario, porque ahora como estas asociaciones, dependencias del gobierno que llegaron, hasta la fecha no hay alguien que diga que nos quisieran hacer daño [con la veda], un biólogo estudió para ver qué onda con el mar, qué está pasando, en qué puede ayudarle, un biólogo no va a decir estudié esto para ver cómo me friego a los pescadores, es al revés, y la gente no entiende eso, pues. Entonces, veo el cambio que nos ha ayudado, simplemente como personas, he crecido mucho, y muchos de mis compañeros también.
Hace poco estuviste en el Taller internacional de la comunidad de la práctica de los FIP en Perú, cuéntame de lo que escuchaste en la mesa donde participaste y en todo el congreso ¿qué fue lo que a ti te impactó o te llamó más la atención?
De todas las exposiciones, pues igualmente de que llevamos el mismo rumbo pues, me gusto porque es como, todos íbamos hacer equipo hacia el mismo rumbo y una de esas era, igualmente pues a ayudarles a las pesquerías a que tuvieran una pesca responsable, a que le diéramos el valor a los productos del mar, a que hubiera un beneficio tanto para el mar, para el pescador, para las organizaciones y así como una cadenita, cada quien expuso la problemática y perspectivas de cada país, de las miles de cosas que se vieron ahí pero dije yo hacia el mismo rumbo de eso es lo que trata el FIP, es internacional para que mañana esto se haga como una sola cadena.
¿Dices tú que aprendiste unas cosas allá, qué fue eso que aprendiste y qué te es útil?
Pues, primeramente, a darle valor al trabajo que desempeña el pescador, eso es lo primero. Deberíamos hacer que el pescador sea el que verdaderamente gane en todos los aspectos. Dar valor al pescador creo que es lo primero que tenemos que implementar aquí en nuestro poblado.
¿Y qué otras herramientas que a lo mejor no conocías o no tenías tan cerquita viste que otros hacen?
Me llama mucho la atención cómo darle valor agregado al producto, a los recursos del mar, por ejemplo, darle un procesamiento. Simplemente nosotros los sacamos de la orilla así fresco, lo llevas a las pescaderías ahí lo mantienen en hielo, lo embolsan, y pues es el valor agregado. Por ejemplo, para dar valor agregado, allá aprendí que es necesario procesarlo y cocerlo, darle un empaquetado, ponerle un sello de alguna certificadora. Esto te permite decir que el producto es de calidad y ponerlo en mercados más grandes. También aprendí que Walmart era uno de los mercados que más apoyaba a este tipo de movimientos. Pero claro implica que tienes que traer a una certificadora, alguien que te evalúe si verdaderamente estás en condiciones de ingresar a ese mercado.
¿Y qué es lo más difícil que has enfrentado en este proceso de implementar el FIP de pulpo?
Que sigue habiendo personas negativas que no quieren un cambio. falta que sea más gente la que se vaya impregnando de este conocimiento, más tallercitos y más pláticas, yo digo que sí, que sí se puede lograr que la gente quiera [involucrarse].
¿Cuál ha sido la mejor experiencia del resultado que han tenido con el FIP?
Como representante de la sociedad, son poquito duros todavía, pero creo que me toca la parte de que confíen en mí, de que vean que lo que sí he aprendido lo podamos poner en práctica, para inspirarlos, yo pienso que por ahí se empieza.
Y en este momento, ¿cuáles dirías que son las necesidades que tiene el grupo de pescadores en el que estás para avanzar en el cumplimiento del FIP?
Apoyo económico, es una de las principales necesidades a cubrir para agregar valor a nuestro pulpo. También a mí me gustaría que los talleres se impartieran más y que cada vez fueran más pescadores, eso pienso que está muy bien por parte del FIP.
Jesús, ¿cómo te ves en unos años con relación a esto del FIP y la pesquería del Pulpo?
Me veo, tratando de sacar nuestro producto hasta otro país, como exportando, yo me veo así. Lo que me gustaría es procesarlo incluso había pensado hacer tipo comida, algo empaquetadito y con todo lo que conlleva procesarlo, certificarlo, todo lo que hemos aprendido con el FIP. Pienso que no es necesario que tengas que exportar toneladas, simplemente cuando hagas un producto de calidad y que esté bien hecho, me imagino que cualquiera lo va a querer, a futuro me veo así. También me imagino a todos los pescadores, a los que estaban más negativos, comprometidos. Yo quiero que seamos una sociedad modelo.