Identificar cambios de actitud como resultado de los materiales educativos que promovemos es fundamental para definir ajustes en guías, talleres y capacitaciones.
Ante la necesidad de obtener indicadores sobre la incidencia del material que se utiliza e identificar el alcance de la capacitacióndocente, diseñamos un instrumento para medir si el contenido de los materiales educativos que desarrollamos propicia un cambio en la actitud y el comportamiento de los alumnos, docentes y comunidades donde trabajamos.
Este material es resultado del proyecto de investigación “Evaluación de estrategias de educación ambiental no formales en aulas escolares. Caso de estudio: Guía El ambiente marino y la pesca” que Luis Sánchez Carreño, colaborador del Programa de Educación para la Conservación, realizó para obtener el grado de Maestría en Ciencias por la Universidad Autónoma de Baja California.
La investigación se centró en dos dimensiones: la evaluación de la guía, dónde se analizó la utilidad y calidad del material para complementar los contenidos educativos; y la detección del cambio de actitudes respecto a los temas planteados. “Regularmente las organizaciones de la sociedad civil y los organismos de conservación nacional no abordan la evaluación del cambio de comportamiento de la población, no hay seguimiento de lo se está aplicando en materia educativa, lo que la educación para la conservación persigue es que cambiemos nuestras conductas con respecto al medio ambiente” explicó Luis Sánchez.
La herramienta nos permite identificar si el programa y el material están estructurados adecuadamente o qué hace falta para impactar positivamente el cambio de comportamiento; en ella se desarrollaron cuatro indicadores: generación de interés, inserción de conocimiento, fomento de la reflexión y cambio de hábito. Si bien, la aplicación se realizó con base en la guía “El ambiente marino y la pesca”, el instrumento es flexible y puede adaptarse a otras guías educativas de Pronatura Noroeste.
Entre los resultados de esta investigación, destacan los 2, 021 alumnos (59.85% de la muestra participante) que bajo el enfoque de pedagogía ambiental adquirieron valores que se tradujeron en comportamientos y actitudes pro-ambientales.
Se espera que estos resultados redireccionen al programa de Educación para la Conservación, en la mejora metodológica de los contenidos educativos que ofrecemos y nos brinde una visión cercana sobre la conducta de la población objetivo.