Anclada en la Sierra Madre Occidental, entre la sierra de Michis y la sierra Urica se encuentra la Michilía. Una de las Áreas Naturales Protegidas de Durango, declarada Reserva de la Biosfera en 1977 y que dos años más tarde se incorporó al Programa de la UNESCO: El hombre y la Biosfera. Las colinas, valles y cañones de esta zona albergan especies como el oso negro (Ursus americanus), el puma (Puma concolor), el águila real (Aquila chrysaetos), y el lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi). Y, además, proveen valiosos servicios ecosistémicos que son fundamentales para toda la cuenca, como la filtración del aire, el suelo para actividades primarias, y la captación de agua.
Los escurrimientos de agua de esta zona nutren a Marismas Nacionales, un sitio Ramsar en la costa de Sinaloa y Nayarit que conserva la superficie de manglar de mayor importancia en el Pacífico mexicano. Esta visión integral de la cuenca es fundamental para velar por la interconexión que tienen los ecosistemas para que las actividades que se desarrollan en la montaña no impacten negativamente a la cuenca media o baja, y por ende a la biodiversidad y a las poblaciones que habitan en cada una.
Además del difícil acceso y los riesgos de la zona, La Michilía se ve impactada por actividades productivas como la ganadería extensiva, que no se encuentra ordenada, y las especies exóticas invasoras que han sido introducidas al sitio. Por ello, con la visión integral de la cuenca para el trabajo de conservación, Pronatura Noroeste colabora con la dirección de la reserva para facilitar procesos que ayuden a la integración del Programa de Manejo y a la formación del Consejo Asesor que apoye la gobernanza del área, durante 2020-2021.
El Programa de Manejo como eje rector de cualquier Área Natural Protegida tiene como objetivo mitigar los efectos, en el sitio y en otras partes de la cuenca, de las actividades que se realizan. El involucramiento de la comunidad en su elaboración es fundamental para la toma de decisiones y, el éxito de los sitios de conservación, en este sentido el acompañamiento de Pronatura Noroeste para integrar dicho programa se realizará bajo metodologías participativas para evaluar junto con la comunidad los servicios ecosistémicos y las acciones de manejo.
“Los nuevos enfoques dan cuenta que se debe incluir a la comunidad. Las metodologías participativas, permiten el intercambio de conocimiento, de información, de los saberes tradicionales. Son procesos de mucho valor que permiten construir la gobernanza ambiental”, comentó Aimeé Cervantes, Consultora de Pronatura Noroeste.
De igual forma, Cervantes explicó que el trabajo que se desarrollará con las comunidades de los municipios de Súchil y Mezquital permitirá conocer el estado actual del sitio, identificar los ecosistemas más importantes y los servicios ecosistémicos que se derivan de ellos, reconocer si se mantienen estables y cuál es la tendencia, proyectar cómo inciden las actividades en el ecosistema o en otros sectores productivos, y visualizar el estado deseado para plantear acciones puntuales de conservación.
Los talleres participativos para la construcción del programa de manejo se retomarán cuando las autoridades definan qué son seguras las condiciones para el trabajo en campo. “Es la oportunidad que tiene la gente que vive en el Área Natural Protegida de incidir en la toma de decisiones”, concluyó Aimeé Cervantes.
Si deseas apoyar a los proyectos de conservación en la Reserva de la Biosfera La Michilía dona o escribe a comunicacion@pronatura-noroeste.org