El cóndor californiano vuela libre en Baja California gracias a un programa de conservación liderado por científicos mexicanos, quienes impulsaron la reintroducción de esta especie declarada extinta en México en 1939.
En los cielos de la Sierra de San Pedro Mártir vuelan alrededor de 48 ejemplares de cóndor californiano, un ave en peligro de extinción, cuya reintroducción en la década de 1990 ha sido clave para preservar el equilibrio ecológico en esta región del Noroeste de México.
Este 22 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica, lo que en Pronatura Noroeste nos permite recordar la importancia de especies como el cóndor californiano (Gymnogyps californianus).
La biodiversidad es la variedad de seres vivos que existen en la Tierra: animales, plantas, microorganismos y los lugares donde viven. Es importante porque todos están conectados y ayudan a que la naturaleza funcione bien.
El cóndor es ejemplo de esta interconexión porque su rol, como ave carroñera, limpia el ecosistema al alimentarse de animales muertos, evitando la propagación de bacterias que podrían afectar a otras especies, incluida la humana.
Esta función es vital en la Sierra de San Pedro Mártir, donde nacen los glaciares que alimentan al Valle de San Quintín, un importante centro agrícola en México.
“Cada organismo tiene una función. Si se extermina una especie, comienza el desequilibrio”, afirmó Catalina Porras Peña, directora del programa de reintroducción del cóndor californiano, en su participación en el Summit de Foro Mar de Cortés, organización aliada de Pronatura Noroeste.
En 1939 el ave se declaró extinta y años más tarde se encontró una proliferación de enfermedades en humanos, debido a la gran cantidad de bacterias que se desarrollan en la carroña. La conclusión fue que se había roto la cadena trófica con la ausencia del ave.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la pérdida de una especie puede generar desequilibrios ecosistémicos graves, creando ambientes insalubres, alteraciones en otros seres vivos e incluso nuevas enfermedades.
El cóndor californiano no solo es una especie icónica; es un eslabón vital que mantiene en equilibrio una red natural que, al romperse, afecta a todos: fauna, flora y humanos.
Misión: recuperar al cóndor californiano
En 1985 se hizo la captura de 22 aves en estado salvaje por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos de América. Fueron llevados a los zoológicos de San Diego y Los Ángeles.
Cinco años después se llevaron los ejemplares a la Sierra de San Pedro Mártir, donde se reintrodujo al cóndor californiano al hábitat natural.
Desde 2002 comenzó un proyecto liderado por Catalina Porras Peña y Juan Vargas Velazco. Ambos científicos han vivido en la sierra, sin agua corriente ni electricidad durante años, y han resistido temperaturas bajo cero, así como nevadas extremas.
La forma de sostener este proyecto ha sido a través del respaldo de algunas organizaciones, como nosotros en Pronatura Noroeste, instancias gubernamentales e iniciativa privada.
Conservación del cóndor californiano a través de monitoreo
Gracias a transmisores satelitales y análisis genéticos se cuenta con un registro detallado del ave en la Sierra de San Pedro Mártir.
Se ha encontrado que cada cóndor tiene personalidad distinta, son monógamos, aunque también hay engaños, viudez y hasta divorcios.
Además, el monitoreo ha ayudado a detectar casos de intoxicación por plomo, provocados por la carroña contaminada con restos de municiones. Este problema ha sido especialmente grave en Estados Unidos, pero también afecta a Baja California.
En un principio, eran 22 cóndores volando y reproduciéndose libremente, ahora se pueden contar más de 40 en México y más de 400 ejemplares en total, lográndose una conservación y recuperación exitosa.
Uno de esos cóndores lleva por nombre Tripulante, un ejemplar que durante los meses de marzo y abril cumplió cuatro años y comenzó a mostrar señales físicas de madurez.
El equipo de conservación del cóndor californiano, acompañado de Pronatura Noroeste, sigue monitoreando de cerca su evolución, acompañándolo en su camino hacia la adultez con el objetivo de asegurar su bienestar y el éxito del programa de recuperación y reintroducción de la especie.