Concluimos el monitoreo invernal 2021-22 de aves playeras en 17 humedales de la región

En las últimas décadas se observa una degradación y en algunos casos  pérdida de los humedales en la costa del Pacífico Americano. Esta problemática se asocia con la actividad humana y con factores como el cambio climático.

Las aves acuáticas, incluyendo las aves playeras, anátidos y aves marinas que habitan los humedales, representan uno de los grupos más afectados, con grave deterioro en sus sitios de anidación, paso e invernada. De hecho, diversas especies de aves playeras han visto disminuida su población, como el chorlo nevado (Charadrius alexandrinus), el zarapito picolargo (Numenius americanus) y el playero rojizo (Calidris canutus).  

Las acciones de diagnóstico y conservación de los humedales son indispensables y parten de un adecuado monitoreo periódico de las aves, actividad subrayada hace décadas por ambientalistas como Aldo Leopold, quien en 1933 afirmó que “los censos continuos constituyen la regla por la cual se mide el éxito o el fracaso en la conservación”.

Es por ello que en Pronatura Noroeste y el Laboratorio de Aves de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) realizamos con éxito el pasado mes de enero el monitoreo bianual de aves en los principales humedales de la región. Se trata de una intensa tarea que fue posible gracias al apoyo de la fundación David and Lucile Packard. Durante dos semanas un equipo de 18 personas (en cuatro brigadas simultáneas) recorrió los 17 humedales para generar el monitoreo: Ensenada de La Paz, Complejo Bahía Magdalena, Complejo San Ignacio, Complejo de humedales de Guerrero Negro, Complejo Lagunar San Quintín, Alto Golfo y Delta del Rio Colorado, Bahía de Lobos, Bahía de Tóbari, Lagunas Yavaros-Moroncárit, Ohuira, Lechugilla, San Ignacio-Navachiste, Bahía Santa María, Ensenada Pabellones, Playa Ceuta, Sistema Lagunar Huizache-Caimanero y Marismas Nacionales. 

De esta manera generamos información sobre la cantidad de aves playeras que utilizan cada humedal. Al comparar los datos con los obtenidos en temporadas anteriores, es posible evaluar las tendencias poblacionales y detectar eventuales pérdidas de hábitat y otras posibles amenazas. Esta actividad se enmarca en la Estrategia de Conservación de las Aves Playeras de la Ruta del Pacífico de las Américas. Asimismo, el monitoreo se contempla en el Plan Estratégico para la Conservación de Aves Playeras y Anátidos en el noroeste de México.

La identificación y el conteo masivo de aves estuvo a cargo de expertos, que trabajan con  ayuda de binoculares y telescopios. Para recorrer los sitios se utilizaron diferentes tipos de vehículos, como lanchas, automóviles, cuatrimotos, anfibios y aerobotes, y en algunos casos, el recorrido se realizó a pie. 

Es importante subrayar que el noroeste representa el área de mayor importancia para las aves playeras en México. Esto se debe, en parte, a su ubicación geográfica, pues se localiza en la transición entre la eco región Neártica y la Neotropical. Para algunas aves los humedales del noroeste del país representan el final sureño de su ruta migratoria; otras los utilizan como un paso necesario para migrar hacia regiones más australes. En resumen, los humedales de la región sirven como área de reproducción, invernación o zona de paso para al menos 47 especies de aves playeras, incluyendo algunas identificadas como prioritarias. Entre las aves playeras con mayor proporción poblacional en nuestros humedales destacan el picopando canelo (Limosa fedoa), el costurero de pico corto del Pacífico (Limnodromus griseus caurinus) y el playero rojizo del Pacífico (Calidris canutus roselaari), que reúnen aquí hasta el 70% de sus individuos. Otras especies destacables son el ostrero americano del Pacífico (Haematopus palliatus frazari) con el 65%; la avoceta americana (Recurvirostra americana) con e 40% y el playerito occidental (Calidris mauri) con el 20%. 

Los datos que obtuvimos en el monitoreo serán compartidos con las agencias de gobierno, para desarrollar acciones encaminadas a la conservación de los humedales. Esto tendrá un impacto directo en el cuidado de las aves que habitan y visitan nuestra región, las cuales requieren de humedales en condiciones óptimas para alimentarse, crecer y reproducirse.

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