Bitácora de la conservación: nadando con gigantes

Una de mis primeras misiones con Pronatura Noroeste fue la de promover la conservación del tiburón ballena y los arrecifes rocosos en Bahía de los Ángeles, para lo cual contaría con el apoyo del grupo de los Jóvenes Ambientalistas de Bahía de los Ängeles, una agrupación formada tiempo atrás por Benjamín Casillas (DEP).

Entre los participantes estaba Jessica, a quien conocía poco. Sin embargo, en aquel momento, verla me tranquilizó, me sentí como en casa. Yo feliz, inicié mi trabajo con los chicos; un tanto de nivel primaria, otros de secundaria.

Todos saben que soy bajita. ¡Cuándo iba a imaginar que en Bahía de los Ángeles todos los niños eran tan grandotes! A todos resultaba gracioso vernos caminar por el pueblo, las mamás se reían y me echaban chascarrillos de cómo iba a domar a tantos, tan altos todos. Es cierto, en ese entonces no sabía cómo conectar con ellos, pero aprendí día tras día.

Entre mis muchas actividades, una de las principales era un concurso de dibujo; la temática original era el tiburón ballena y los arrecifes rocosos, sin embargo, los niños entregaban imágenes de tortugas marinas, una especie cercana a la comunidad.

Al tercer año de concurso, decidimos premiar a los ganadores con una visita en panga de avistamiento de tiburón ballena, pues en aquella época era un animal desconocido para la mayoría, aun cuando la especie es visitante habitual de Bahía de los Ángeles.

Por fin, llegó el gran día. Los ganadores estaban listos para conocer al tiburón ballena. Los más pequeños iban acompañados de sus padres.

¡Todos súper emocionados!

Con el grupo de primaria, tuvimos la oportunidad de nadar en el mar. No sé en qué momento, mientras pataleaba en busca del escualo, me topé de frente con él. ¡No lo podía creer! No te voy a mentir, sé que no nos puede hacer nada, es inofensivo, pero con tanto niño a cargo, no pude contener la ansiedad.

Obviamente, al final no pasó nada. Mejor dicho, sí. Hubo risas, todos nadamos felices, todos haciendo comunidad en contacto con la naturaleza de manera lúdica.

¿Sabes del impacto que generan este tipo de experiencias? Años después, sigo conviviendo con algunos de esos jóvenes, hoy adultos. Muchos recuerdan con entusiasmo aquel día de nado con tiburones ballena, uno que otro confiesa que su vida cambió a partir de ese evento. Como Carlos y Hugo, que estudiaron comunicación y han participado con nosotros en campañas de conservación; Beto, ahora delegado de la comunidad, y Jessica, orgullosa abogada ambiental de Pronatura Noroeste.

Te digo, influye.

Autor: Lizz Gónzález, Coordinadora de Educación para la Conservación

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