La pesca es un oficio de tradición en el noroeste de México. Desde Baja California hasta Sinaloa, miles de familias dependen de esta noble actividad que ha sido el motor de desarrollo de muchas comunidades ribereñas. Tan importante que la región noroeste representa el 78% de las capturas registradas a nivel nacional, con casi un millón de toneladas anuales.
Si bien se sabe de la importancia de la pesca en lo económico y social, es importante reconocer el impacto ambiental en todo esfuerzo pesquero, pues es la única manera en que se garantiza la sostenibilidad de las pesquerías. Es justo este objetivo el que nos impulsa a trabajar de manera cercana con las comunidades pesqueras de la región. Hemos enfocado nuestra atención a ocho Proyectos de Mejora Pesquera (FIPs, por sus siglas en inglés) que beneficiaron a 4 000 pescadores en 2022. Todo este trabajo, impulsado por los técnicos del equipo, se vio reflejado en una producción superior a las 8 000 toneladas de pescado y marisco.
Entre los proyectos que lideramos están los del erizo rojo (Mesocentrotus franciscanus) y la langosta roja (Panulirus interruptus) en Baja California, así como el verdillo (Paralabrax nebulifer) en Baja California Sur. A su vez, participamos en los planes de manejo del robalo garabato (Centropomus viridis), el pargo colorado (Lutjanus colorado), en las costas de Nayarit y la almeja chocolata (Magapitaria squalida) en Sinaloa. Asimismo, llevamos un proyecto de mejora pesquera de escama en el corredor San Cosme-Punta Coyote en Baja California Sur y consolidamos otro de escama en el Alto Golfo de California.
En todas las pesquerías hemos alcanzado importantes logros encaminados hacia la sostenibilidad. Uno de ellos fue el análisis de la vulnerabilidad climática en las pesquerías de erizo, langosta y pulpo en Baja California, y del verdillo en Baja California Sur, datos que nos permitieron proponer una serie de medidas de adaptación a los efectos del cambio climático en las comunidades pesqueras que aprovechan estos recursos. Además de ello, conseguimos la implementación de la política de responsabilidad social en todos los FIPs, acercando a los pescadores un mayor conocimiento sobre sus derechos humanos y laborales.
Otro avance está en los sistemas de trazabilidad que, sin duda, ofrecen la posibilidad de generar incentivos económicos a todos los actores involucrados en la cadena de valor. Con las pesquerías de erizo, en Baja California, y jurel, en Baja California Sur, hemos demostrado la legal procedencia y buenas prácticas en cada parte del proceso, lo que ha motivado a más pescadores y cooperativas a sumarse al esfuerzo. Además de que hemos sido constantes en la capacitación de las juventudes en el uso de herramientas digitales, lo que ha permitido estandarizar el registro de datos pesqueros que, a su vez, respaldan una mejor toma de decisiones para el aprovechamiento de los recursos marinos de manera sostenible.
Por último, hemos fortalecido las capacidades financieras de las organizaciones pesqueras, logrando con ello que sean más eficientes en el uso de los recursos humanos, materiales y financieros, lo que a su vez les permite alcanzar mejores oportunidades de mercado para todos los productos obtenidos con prácticas de sostenibilidad.
Todo este esfuerzo se mantiene día tras día por nuestros expertos repartidos por todo el noroeste de México. Alcanzar la sostenibilidad en la pesca depende enormemente de tu apoyo: súmate a la causa.