Seis organizaciones de México y Estados Unidos hemos logrado restaurar parte del delta del Río Colorado, revirtiendo décadas de degradación mediante acuerdos binacionales y esfuerzos ambientales frente a la crisis hídrica.
En medio de una de las crisis hídricas más severas del siglo, una alianza binacional de organizaciones civiles, científicas y ambientales ha logrado lo que parecía imposible: devolverle vida al delta del Río Colorado, uno de los ecosistemas más degradados de Norteamérica.
Este 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que nos lleva a reflexionar sobre la lucha que hemos llevado desde hace más de 20 años con organizaciones hermanas.
A través de acuerdos diplomáticos y estrategias de restauración ambiental, se creó la iniciativa Alianza Revive el Río Colorado, con la que hemos conseguido que el agua vuelva a correr —aunque de forma limitada— por cauces que llevaban décadas secos.
El esfuerzo involucra a seis organizaciones no gubernamentales de México y Estados Unidos: Pronatura Noroeste, National Audubon Society, Restauremos el Colorado, A.C., Sonoran Institute, The Nature Conservancy, y The Redford Center, las cuales desde 2012 hemos colaborado con ambos gobiernos para revertir los estragos causados por la sobreexplotación y el cambio climático.
“Nunca es demasiado tarde para combatir la sequía. Acá en el delta, que es una situación bastante fuerte por las temperaturas, es uno de los lugares más calientes del mundo, con poca agua”, expresó Miguel Ángel Vargas, Coordinador de Ecosistemas Terrestres en Pronatura Noroeste.
“Estamos viendo que la naturaleza es resiliente, entonces siempre va a haber posibilidad de recuperar, a lo mejor no en los niveles originales, pero siempre hay manera de recuperar y luchar contra la desertificación, contra el cambio climático y adaptarnos”.
El delta, que alguna vez se extendía por más de 800 mil hectáreas desde la frontera entre Arizona y California hasta el Golfo de California, hoy apenas sobrevive con parches aislados de hábitat nativo.
La afectación al Valle de Mexicali y el “flujo pulso”
La construcción de represas, la creciente demanda agrícola y urbana, y una sequía prolongada han dejado al río sin la fuerza suficiente para llegar al mar. Esta degradación no sólo afectó a la flora y fauna local, sino también a pueblos originarios como la nación Cucapá, cuyo sustento y cultura estaban íntimamente ligados al río.
“Todo el Valle de Mexicali era el delta del Río Colorado. Normalmente tú ves áreas de cultivo, ves empresas, ranchos, la ciudad de Mexicali, incluso la ciudad de San Luis Río Colorado y todos los ejidos” recordó Vargas.
“Todo eso era el delta, eran miles y miles de hectáreas, pero poco a poco se fueron perdiendo. Se fue utilizando y domando el desierto para el uso agrícola desde el siglo pasado”.
El agua que corre ahora mismo sobre Mexicali pasa sobre una red de canales para dar cobertura a la agricultura y el consumo humano.
Gracias al acuerdo conocido como Acta 319 (2012-2017), se destinaron flujos de agua para uso ambiental, marcando un hito en la cooperación internacional en temas hídricos.
Con esta medida, se dio el Flujo Pulso con 130 millones de metros cúbicos, y un Flujo Base de 65 millones de metros cúbicos, con lo que se logró reconectar el cauce del Río Colorado con el Golfo de California.
Este esfuerzo permitió también la reforestación de más de 500 hectáreas de bosques riparios.
Luego siguió la Acta 323 (vigente hasta 2026), en la que se comprometió la entrega de 259 millones de metros cúbicos, lo que ha permitido que el agua fluya sobre el río en periodos de hasta 6 meses en los años de entregas de flujos ambientales.
Sin embargo, el trabajo no ha parado en estos más de 20 años. En 2014 se tuvo uno de los momentos más emblemáticos, el “flujo pulso”, que permitió al río tocar el mar por primera vez en más de una década.
¿Cómo ha sido el trabajo para recuperar el delta del Río Colorado?
El Río Colorado es una de las cuencas más importantes en Norteamérica. Nace en las Montañas Rocosas de los EE. UU. y recorre más de 2,000 kilómetros por cinco estados del país vecino hasta cruzar la frontera entre Arizona, Sonora y Baja California.
Hemos trabajado para recuperar la fuerza del río, logrando reforestar más de 500 hectáreas con álamos y sauces nativos, se han establecido fideicomisos de agua en el Valle de Mexicali, y más de 9,800 personas han participado en actividades de restauración y educación ambiental. También ha dado mantenimiento regenerativo a 432 hectáreas de bosque nativo.
En los últimos años, gracias a la intervención de Restauremos El Colorado, se ha emprendido una iniciativa para desarrollar 15 proyectos piloto de agricultura regenerativa para promover el uso eficiente del agua, mejorar suelos y mitigar el cambio climático en el Distrito de Riego 014 “Río Colorado”.
Entregamos más de 425 millones de m cúbicos de agua al ambiente desde el inicio del programa, lo que ha ayudado a tener un 70 por ciento más de aves en sitios restaurados, con un total de 360,000 aves migratorias y residentes registradas.
En este periodo se han involucrado hasta 21 mil personas con visitas guiadas a los sitios de restauración en eventos de voluntariado y participación activa de comunidades locales en actividades de conservación.
La Alianza estima que con apenas el 55 millones de metros cúbicos del flujo anual histórico del río, se puede rehabilitar y mantener hábitat crítico para que el río reviva y ofrezca a las comunidades sus servicios ambientales, recreativos y culturales.
Creemos que este trabajo es de suma importancia para el sostenimiento de las comunidades por las que atraviesa el Río Colorado, entre ellas el Noroeste de México, una de las zonas más áridas del País.